jueves, 3 de junio de 2010

Game over, come back next season

Tan doloroso como predecible, los Suns se volvieron a quedar a las puertas del cielo. Sobreponerse al 2-0 en contra e igualar gracias al factor cancha la eliminatoria le dió bastantes opciones al equipo y mucha moral. Así que el quinto partido sería la clave de la eliminatoria. Los Suns confiaban en ellos mismos y pese a ir detrás del marcador durante la mayor parte del partido remontaron y gracias a un triple de Richardson a 1 segundo del final pusieron a los Lakers en un apuro. Todo hacía presagiar un Overtime que en ese momento debido a las sensaciones y el transcurso del partido tenia color naranja, y ya creíamos en que había más que opciones para llegar a la ansiada final. Pero un clavo saca otro clavo y la sensación que duró un tiempo muerto, desapareció cuando Kobe -the best- lanzó pero esta vez no acertó e hizo un airball, pero de la nada apareció el tipo que en ese mismo tiempo muerto había sido caricaturizado por sus compañeros y entrenador y capturó el rebote ofensivo e hizo un buzzer bitter que acabó con las esperanzas de Phoenix. Una canasta fácil, simple y dolorosa para nosotros, que nos dejó callados, el mundo se paró unos segundos para asimilar tantas cosas, no nos creíamos lo que acababa de pasar, estabamos en las nuves y ahora se convierte en el infierno y por un tipo que más que tocado por los dioses parece que se dió de pequeño un fuerte golpe en la cabeza.

Así que marchavamos de LA con una sensación agridulce por haber hecho las cosas bien y al final no te llevas recompensa. Porque por unos instantes creímos y todavía nos estabamos frotando los ojos que ya había desaparecido esa sensación. Esa sensación hace desconcertar a los jugadores, y querían motivarse para el sexto partido pero era muy difícil. Aún así se había de intentar, pero los Lakers tienen a Kobe y él es inalcanzable. Así que no pudo ser, pero somos los únicos hasta ahora que por momentos hemos puesto al equipo de Bryant entre la espada y la pared, y Kobe ha respondido como solo él sabe hacerlo, con la mirada de killer y jugadas sacadas de los sueños.